Internet Freedom Festival 1, Spain
From Gender and Tech Resources
Context
El 18 de febrero recibí un correo inesperado. Estaba invitada a participar del Internet Freedom Festival. En dos semanas haría un viaje de doce horas con dos escalas desde el ombligo de America Central hasta las costas mediterráneas de España. Una de esas experiencias que sabes que causarán un gran impacto en tu vida; pero no tenés idea de cómo o hasta que medida. Valencia, a pesar el frío intenso por las tormentas de nieve que azotaron España en esos días, me recibió con los brazos abiertos.
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Las Naves es un espacio impresionante, en el que sorprendentemente, convivimos casi 200 personas en siete días. ¿El secreto? Una programación de actividades y sesiones simultaneas ordenada en “tracks”, lo que permitía que cada quien armara su propio programa en dependencia de sus intereses. Desde que supe que iba a asistir revisé la página web del festival, dónde estaba publicado el programa, y ya llevaba marcadas las sesiones a las que quería asistir.
Pienso que la planificación del evento fue ejemplar y que es en gran parte gracias al trabajo del equipo de voluntarios; quienes estuvieron dándonos acompañamiento y facilitando lo que se necesitaba.
De manera general algo que podría mejorar es la titulación y descripción de las sesiones. Tuve la oportunidad de asistir a un par de sesiones que en su titulación eran una cosa y luego, por cuestiones de tiempo, terminaban siendo espacios completamente diferentes a lo anunciado.
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Se podría pensar que esta clase de eventos, en los que se discuten casos reales de control de las comunicaciones, limitaciones a las libertades ciudadanas y violencia; el ambiente debe ser bastante lúgubre. Pero en realidad lo que pasa es que se construyen lazos de solidaridad y apoyo; se establecen bases comunes para desarrollar estrategias y enfrentar lo que se viene.
1ero de marzo. Primer día. Actividad de apertura. ¡Empezamos hablando español! Claro, también inglés. Y luego se hizo una ronda para saludarnos en todos los idiomas posibles: ruso, catalán, francés, etc, etc. Fue una tónica que se mantuvo durante toda la actividad: reconocer la diversidad de participantes, en sus contextos y sus idiomas.
Motivation
Fue impactante asistir a las sesiones de Latino América. Persiste en nuestros países la idea que la vigilancia y el control sólo sucede en países “desarrollados”. Y en este sentimiento de seguridad ficticia, quienes se supone deberían vigilar por nuestros derechos son quienes los violentan con mayor frecuencia. El control de lo digital viene de la mano de acciones en el mundo “real” que buscan silenciar a quienes alzan su voz en contra del poder opresor. Y este contexto, la oportunidad de encontrarnos en un espacio “neutral” para compartir experiencias y estrategias es invaluable.
Me causan conflictos dos situaciones. Por un lado, conocer a personas que desarrollan capacitaciones en seguridad digital que no se posicionan a sí mismas como defensoras de derechos humanos: porque en mi realidad las dos identidades vienen de la mano. Analizando esta posición, pienso que tal vez sea más fácil ubicarse a una misma desde una posición alejada para poder discutir sobre la dura situación que viven las defensoras. Pero me parece preocupante que se pueda pensar en un proceso de capacitación sobre seguridad digital que no incluya el enfoque de derechos, porque entonces lo que se está haciendo es enseñando las herramientas técnicas y eso no basta.
Por otro lado, está la conciencia que el tema de la violencia digital por razones de género no es parte de las agendas de quienes defienden derechos digitales; sino un tema que promueven las feministas y defensoras de derechos de las mujeres que participan en dichos espacios. Es algo que he experimentado en mi propio país y que según lo que se discutió en el evento, es un fenómeno generalizado. Nos vemos excluidas de los espacios tecnológicos por considerarse que hablamos de un tema feminista; y luego en los espacios feministas nos vemos excluidas por considerarse que hablamos de un tema techie. ¿Entonces que hacemos? Ya estamos haciendo muchas cosas; pero todavía falta mucho trabajo de incidencia y lobby para cerrar la brecha entre los dos espacios.
El concepto de la seguridad holistica me parece más que necesario en nuestros contextos; aunque siento que necesita ser adaptado a nuestras realidades. Es necesario porque muchas de nosotras llevamos hasta cuatro jornadas de trabajo: empleo formal, trabajo doméstico, maternidad, activismo feminista y otras. Y la necesidad nos hace ponernos a nosotras mismas en el último lugar de la lista de prioridades y el tiempo nunca es suficiente.
Pero siento que es necesario aclarar que el autocuido no es lo mismo que lujo. Es decir, quisiera tener el presupuesto suficiente para hacer una capacitación de varios días en un lugar bellísimo, y que las asistentes tengan un espacio bonito para relajarse entre sesiones; pero la realidad es que la mayor parte del tiempo no tenemos dinero y los lugares que conseguimos prestados no tienen las condiciones ideales.
Entonces es necesario preguntarnos, ¿cómo, en esta sala sin ventanas, sin sillas, en la que la conexión de Internet depende de cómo estoy sosteniendo el modem en el aire; puedo generar un espacio seguro para las participantes y para mi misma? ¿Cómo podemos encontrar espacios de relajación entre nosotras mismas, que no dependan de las condiciones físicas del lugar?
Outcomes
Volviendo al tema de los idiomas, tuve la oportunidad de participar de la iniciativa Localization Summit: un espacio para conocer más sobre proyectos e iniciativas relacionadas a la seguridad digital que se están desarrollando en inglés y que buscan constituir una red de traducción voluntaria a fin de ser más accesibles.
Tener la oportunidad de conocer a las personas detrás de los proyectos, poder hacerles preguntas y decidir en qué proyecto colaborar, nos permitió sentirnos parte de las propuestas. La dinámica de colaboratividad en la mesa de quienes trabajamos en español fue muy enriquecedora y nos hace llamar la atención sobre la necesidad de un glosario de palabras relativas a la seguridad digital que sirva de apoyo a quienes traduzcan los recursos relacionados.
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Regresé a mi país con una libreta llena de anotaciones y preguntas, con el compromiso de extender las reflexiones del IFF a nivel local. El reto es grande; pero el primer paso para enfrentarlo es conocer y reconocer a personas y colectivas aliadas en los territorios.
Sí me preguntan cuál fue la mejor parte de la experiencia, sin lugar a dudas fue la oportunidad de compartir con las compañeras mesoamericanas: un grupo de mujeres comprometidas con la defensa de los derechos, valientes, propositivas, amables, inteligentes y divertidas; con quienes me gustaría pensar he establecido relaciones de amistad que perdurarán gracias a la virtualidad.
Regreso a mi país con mi confianza en mi misma renovada, lista para emprender nuevos retos; sabiéndome acompañada.